miércoles, 11 de diciembre de 2013

La tensión social en Argentina debilita el recuerdo de la democracia


30 AÑOS DE DEMOCRACIA


En el día de ayer, 10 de diciembre de 2013, todo ciudadano argentino experimentó una cierta contradicción emocional relacionada con el significado de la fecha. Se cumplieron 30 años de democracia ininterrumpida en el país, cuya memoria histórica aún sigue dictando los pasos del presente, en un contexto marcado por la propagación de protestas policiales y violentos saqueos en más de 20 provincias del país que han acabado por desestabilizar la sociedad argentina estos últimos días. Pese a que la cercanía de las vacaciones suele avivar este tipo de reclamos salariales y diferentes formas de protestas sociales, este año la virulencia se ha agravado para llevarse consigo vidas humanas o atentar contra las mismas. Y esto no es digno de una democracia sana, ni ayuda a valorizar su preservación durante ya más de 30 años. Buscar los responsables y tomar medidas para aplacar la problemática es también un deber de la actual democracia.

La Casa Rosada durante el festejo por los 30 años de democracia en Argentina


La alegría de la conmemoración, más o menos explícita según el valor que cada ciudadano da a la asunción del periodo democrático en el país (y como no, a los esfuerzos del gobierno actual en la materia), quedó diluida por estos episodios violentos que, a su vez, marcaron la celebración del evento organizado durante la pasada tarde-noche. Para empezar, diversas personalidades políticas, como el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, o el hijo del expresidente Raúl Alfonsín, Ricardo, cuestionaron la festividad por la situación que atravesaba el país -aunque el segundo acabó por aceptar la invitación junto a dos de los presidentes constitucionalistas, Fernando de la Rúa y Adolfo Rodríguez Saá (Menem y Duhalde la rechazaron). La propia sociedad argentina se veía inmersa en una puja interior entre el optimismo de la jornada y la tristeza de las imágenes que sacudían los medios de comunicación, pese a que las decenas de miles de personas que finalmente acudieron a la celebración programada enfrente de la Casa Rosada defendían en su mayoría el festejo para hacer frente a los que estos días practican la violencia, la incitan o la permiten en los diferentes territorios del interior del país.

"Los manifestantes defendían el festejo para hacer frente a los que estos días practican la violencia, la incitan o la permiten"

A su vez, en el acto oficialista planificado dentro del Museo del Bicentenario con los principales diputados, senadores, funcionarios, sindicalistas y demás actores sociales del periodo democrático (en primera fila, las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo junto al juez español Baltasar Garzón), ya se intuía -y muchos esperaban- que la presidenta Kirchner iba a hacer mención directa de los acontecimientos violentos en su discurso público por la democracia. A parte de resaltar sólo los logros conseguidos durante el alfonsinismo (1983-1989) y la etapa kirchnerista (2003-actual), hilvanando ambos periodos como los “más democráticos” en defensa de los derechos humanos y promotores de la economía nacional, la Presidenta condenó firmemente a “los violentos” que pretenden “desgastar los valores de la democracia” en referencia a los responsables de los saqueos.

Fuente: Télam. Acuartelamiento policial en Córdoba.

Algunas cosas no son por contagio, son por planificación y ejecución quirúrgica”, expresó Cristina Kirchner para defender la premeditación de los acuartelamientos policiales y su implicación directa en la organización o permisividad de los saqueos. “Hemos visto liberar zonas para que vaya gente a cometer delitos”, argumentó. Por ello, sostuvo que debe haber un control político y cívico de las fuerzas de seguridad provinciales para ejercer la función asumida de servicio a la ciudadanía. “Hay que condenar la extorsión a la sociedad de aquellos que portan armas”, sentenció.

La inseguridad es justamente una de las asignaturas pendientes del periodo democrático en la Argentina, sobre todo en los ciclos económicos más vulnerables como cuando se produjeron los saqueos durante la crisis de 2001. Las recientes vinculaciones de ciertos sectores del sistema policial con el aumento del narcotráfico en Argentina, cuyas conexiones se empezaron a registrar en las provincias de Córdoba y Santa Fe (las mismas que detonaron los actuales pillajes), no son mera coincidencia en relación a las protestas salariales encabezadas estos días por los policías provinciales y los asaltos que de su inacción se han desatado. No cabe duda, tampoco, de que la mayoría de agentes regionales se ha sumado a la protesta en reclamo a un aumento salarial (el salario básico ronda los 6000 pesos, unos 500 euros en el mercado extraoficial) que ayude a combatir los cada vez más evidentes conflictos de narcotráfico, prostitución y trata de personas.  

Fuente: Télam.

"La inseguridad es justamente una de las asignaturas pendientes del periodo democrático en la Argentina"

Mientras en la provincia de Tucumán se recrudecían ayer los saqueos, en la capital de Buenos Aires se vislumbraban los fuegos artificiales que junto al sonido de los cantos del himno nacional, versión a cargo de la Fanfarria de Granaderos y el Choque Urbano con la Presidenta en el mismo escenario tras finalizar el acto oficial, probaban que esa noche los concentrados en la Plaza de Mayo querían hacer más ruido. Jóvenes militantes de la Unión Cívica Radical compartían espacio público con militantes kirchneristas de Nuevo Encuentro y Kolina, además de otros grupos peronistas, familias o grupos de jóvenes con ánimos de celebrar. Una fiesta por la democracia que, sin quererlo, quedaba aislada del ánimo general del país, pero que imponía nuevos retos políticos y sociales para aquellos que quieran hacer del presente democrático un orgullo del futuro.

Laura Safont
@safucat90